Octubre de 2014: El cambio climático es un fenómeno global; sin embargo, los científicos en la Tierra están observando de cerca un lugar en particular: el Ártico.
“Las regiones polares son importantes para nosotros y debemos estudiarlas precisamente ahora”, explica Tom Wagner, de la División de Ciencias de la Tierra, de la NASA, en Washington DC. “Están cambiando rápidamente”.
Uno de los signos más visibles del calentamiento es la retracción del hielo del mar Ártico. Todos los años, el hielo del mar aumenta y disminuye en lo que es una respuesta normal al cambio de estaciones; el mínimo anual de la cubierta de hielo del mar tiene lugar cerca del final del verano boreal. Desde la década de 1970, los investigadores han estado observando cuidadosamente con el fin de ver si el ritmo del hielo del mar Ártico respondería al calentamiento global.
Al principio, hubo un escaso cambio sistemático. Luego, llegó la década del año 2000.
“Comenzamos a ver cambios drásticos alrededor del año 2005”, recuerda Walt Meier, del Centro Goddard para Vuelos Espaciales (Goddard Space Flight Center, en idioma inglés), de la NASA. “En 2007, el fondo pareció caerse”. Para fines de la temporada de derretimiento de ese año, el Océano Ártico había perdido una parte de la cubierta de hielo equivalente al tamaño combinado de Alaska y Texas. “Había mucha conmoción en la comunidad que investiga el hielo del mar. No recuerdo a nadie que pensara que podía disminuir tanto tan rápidamente”, dice Meier.
Lo que faltaba en la mayoría de los análisis, que se enfocaron en el área donde el hielo del mar se encogía, fue el hecho de que el hielo también se había hecho más delgado en las últimas décadas, lo cual lo hacía mucho más vulnerable a las condiciones del tiempo y al calentamiento.
Desde el año 2007, el hielo del mar ha continuado reduciéndose, en promedio, con subas y bajas anuales. El mínimo actual, que tuvo lugar en septiembre de 2014, es apenas menor que el de 2013, lo que lo convierte en el sexto nivel más bajo en lo registrado por los satélites. En un punto, una pequeña área del borde del hielo del Mar de Laptev estuvo a solamente cinco grados del Polo Norte.
“Todos los días estamos aprendiendo más sobre las implicancias que estos cambios tienen para el resto del planeta”, continúa Wagner. “El cambio en el hielo del mar Ártico probablemente esté teniendo influencia sobre nuestras condiciones del tiempo”.
El hielo refleja la luz del Sol hacia el espacio. Si el hielo se derrite, esa luz del Sol ya no se refleja; se absorbe. La humedad que libera la superficie del mar que se calienta sube para formar nubes. Las nubes mismas reflejan la luz del Sol pero también actúan como si fueran una manta, manteniendo caliente la tierra que está debajo de ellas.
La interacción entre las nubes y el hielo, el enfriamiento y el calentamiento, es compleja. Si el cambio climático continúa produciéndose rápidamente, los veranos futuros podrían traer un Océano Ártico sin hielo.