Como comentó alguna vez Arthur C. Clarke: "Qué inapropiado es llamar a este
planeta Tierra cuando con claridad es un Océano".
De hecho, la Tierra es un mundo de agua. El suelo seco que la mayoría de
nosotros llamamos hogar, cubre menos de un tercio de la superficie del planeta.
El agua se mueve alrededor de la Tierra con una circulación tan compleja como la
del cuerpo humano. La evaporación, la condensación y la precipitación
transportan calor y humedad de un lugar a otro, lo que hace posible la vida y
crea las condiciones propicias para el tiempo y el clima.
“El ciclo del agua, que es tan familiar para todos los jóvenes científicos en
edad escolar, es uno de los elementos más importantes y dinámicos de nuestros
estudios de la Tierra”, dice John Grunsfeld, quien es el administrador adjunto
del Directorio de Misiones Científicas de la NASA, en Washington, D.C. “Estamos
por lanzar un nuevo satélite que nos brindará información decisiva sobre cómo
funciona el ciclo del agua”.
Se llama Observatorio de Medición de la Precipitación Global (Global
Precipitation Measurement Core Observatory o GPM, por su sigla en idioma
inglés). Fue construido por la NASA y la JAXA, la Agencia de Exploración
Aeroespacial de Japón. El lanzamiento del satélite está previsto para el 27 de
febrero a la 1 de la tarde, hora oficial del Este, desde el Centro Espacial
Tanegashima, en Japón.
El GPM volará a 407 kilómetros (253 millas) por encima de la Tierra, en una
órbita con inclinación de 65 grados hacia el ecuador. Esta órbita permite que el
satélite monitorice las precipitaciones desde el Ártico hasta la Antártida.
Trabaja conectado en red con otros satélites, de los cuales algunos ya están en
órbita y otros cuyo lanzamiento está planeado para el futuro. El GPM puede medir
la lluvia y la nieve cada tres horas en cualquier lugar del mundo.
“El tipo de datos que recibiremos de la red del GPM no tiene precedentes”,
dice Gail Skofronick-Jackson, un científico del proyecto GPM, en el centro
Goddard. “Podremos observar características detalladas de los sistemas de lluvia
y nieve que son extremadamente importantes para mejorar las predicciones
meteorológicas y climáticas”.
Las operaciones normales comenzarán aproximadamente 60 días después del
lanzamiento. Los datos serán transmitidos a través del Sistema de Satélites
desde Seguimiento y Retransmisión de Datos (Tracking and Data Relay Satellite
System, en idioma inglés), de la NASA, hacia el Centro de Procesamiento de
Precipitaciones (Precipitation Processing Center , en idioma inglés), de la
NASA, ubicado en Greenbelt, Maryland, donde serán procesados y distribuidos por
Internet.
El GPM lleva dos instrumentos para medir la lluvia y la precipitación de
nieve: un Radar de Precipitaciones de Frecuencia Dual y el Generador de Imágenes
por Microondas del GPM. En comparación con los instrumentos que volaron con
anterioridad en satélites de ciencias de la Tierra, el radar de precipitaciones
y el generador de imágenes por microondas del GPM pueden ver más profundamente
dentro de las nubes y detectar partículas más pequeñas de lluvia, hielo y nieve.
Asimismo, el radar podrá formar perfiles de precipitación en 3D y revelar el
funcionamiento interno de los sistemas de tormentas con nubes. Por su parte, el
generador de imágenes por microondas no solo medirá lluvias intensas y
moderadas, como lo hacen otros satélites, sino también lloviznas y nevadas leves
(que son dos formas de precipitación importantes en las cordilleras y en las
zonas de latitudes elevadas de América del Norte, del Sur, Europa y Asia).
Grunsfeld llega a la conclusión de que lo que aprendamos de la red del GPM
“nos ayudará a hacer frente a futuros fenómenos meteorológicos extremos y a
manejar los recursos de agua dulce”, en un mundo cambiante.
Fuente Nasa.