Utilizando múltiples imágenes satélite, Brunt, junto con Emile Okal de la Universidad de Northwestern y Douglas MacAyeal de la Universidad de Chicago, observaron nuevos icebergs flotando en el mar poco después de que el oleaje que provocó el tsunami llegara a la Antártida.

Se trata de la primera observación directa que demuestra una conexión entre los tsunamis y la rotura de icebergs a miles de kilómetros, según señala el equipo investigador.
"En el pasado hemos visto fragmentos de hielo y hemos buscado la fuente", señaló Brunt, sin embargo, esta vez el escenario era inverso "sabíamos de inmediato que (el tsunami) era uno de los fenómenos más importantes en la historia reciente, sabíamos que iba a provocar mucho oleaje, con lo que esta vez teníamos primero una fuente", que les permitió anticiparse y observar las consecuencias.