Pero los pocos emprendimientos de este tipo que existen aportan 30 MW, una ínfima parte del potencial. Lo reveló un estudio de la Cámara Argentina de Energías Renovables (CADER), que reclamó al Gobierno una política que estimule nuevas inversiones en ese sector.

La Argentina cuenta, a partir de la Ley 26.190/06, con un plan para el desarrollo de energías renovables. Su objetivo es que en 2016 ese tipo de energías lleguen a cubrir 8% de la demanda total, o el equivalente a 2.500 MW. Para esto, según la previsión oficial, se necesitarán instalaciones eólicas que demandarán inversiones por entre U$S 2.200 y 2.700 millones.La CADER recordó que, sin embargo, pasados tres años todavía no se avanzó en la reglamentación de esa ley. Y señaló que, en ese contexto, "el marco legal vigente lamentáblemente no genera las condiciones" para el desembarco de las inversiones necesarias. Desde 1994, en el país se han instalado 45 parques eólicos de baja potencia, principalmente de la mano de cooperativas eléctricas. La última incorporación ha sido una turbina de 2 MW instalada por la minera Barrick en su mina Veladero, de San Juan.Y en danza hay una serie proyectos impulsados por el propio Estado en la región patagónica, que incorporarían 300 MW de potencia. Adicionalmente hay iniciativas privadas para generar 25 MW en La Rioja (IMPSA), otros 100 MW en dos parques en Comodoro Rivadavia (Pampa de Malaspina y Transpa) y unos 50 MW en Bahía Blanca (ABO Wind). Lejos del producto potencial que se puede utilizar.