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viernes

Graves problemas en dos centrales nucleares de Japón

Las autoridades japonesas han declarado el estado de emergencia nuclear.

Mientras el número de víctimas por el terremoto de 8,9 en la escala de Richter que sacudió Japón este viernes se espera que llegue a superar el millar, las autoridades niponas están trabajando en otro frente: detener los problemas que se han generados en cinco reactores de dos plantas nucleares de Fukushima (a 240 kilómetros de Tokio), y que han obligado a evacuar a unas 45.000 personas. El Gobierno ya ha empezado una reunión para
analizar específicamente la situación nuclear.

El reactor I de la nuclear de Fukushima registra problemas en el sistema de refrigeración, y no ha podido normalizarse en las últimas horas pese a los mensajes tranquilizadores de las autoridades que han ordenado una evacuación "preventiva".

El primer ministro japonés, Naoto Kan, ya ha ordenado la evacuacíón de los habitantes que estén 10 kilómetros a la redonda (más de 40.000) de la central ante el riesgo de fuga, afirma la agencia Jiji citando el Ministerio de

Industria nipón. El ministro de Economía, Comercio e Industria nipón, Banri Kaieda, ha admitido ahora que la planta podría sufrir una pequeña fuga de radiación, recogen las agencias de noticias japonesas. "Estamos haciendo todo lo posible para encarar la situación", ha señalado Kaieda.

Un portavoz de la compañía que gestiona ambas plantas nucleares citado por la agencia AFP también ha admitido que la avería del reactor de la central número 1 está lejos de normalizarse. "La presión ha subido y estamos intentando disminuirla", ha advertido. La temperatura del reactor, desactivado automáticamente tras el seísmo, todavía no ha podido normalizarse y la presión de la vasija -cavidad blindada en la que se aloja el reactor- es actualmente 1,5 veces mayor del nivel para la que fue diseñada. La cantidad de radiación detectada en torno a la central sería mil veces superior a los niveles normales, según la Agencia de Seguridad Industrial y Nuclear, citada por la agencia de noticias Kyodo. El nivel de radioactividad fuera de la central es de ocho veces superior a la normal, aunque la Agencia asegura que por ahora ese nivel no supone un peligro para la población.

Ello ha obligado a la compañía gerente de la planta a liberar de forma controlada vapor radioactivo para bajar la presión peligrosamente alta y evitar males mayores como una fusión del núcleo que expulsaría gran cantidad de material radiactivo al exterior y, en el peor de los escenarios posibles, podría provocar la explosión del reactor. "Hemos seguido las instrucciones del Gobierno, hemos lanzado una partida de vapor que contiene sustancias readioactivas", ha confirmado a Afp un portavoz de la compañía. "Seguimos pendiente de la situación. Pero por ahora no hay problema", ha asegurado.

En una segunda planta de Tepco, situada a 12 kilómetros de la primera, tres de sus reactores han perdido también el control sobre su capacidad de refrigeración y tienen problemas para controlar la presión. Las autoridades ya han ordenado la evacuación a tres quilómetros a la redonda (los que suponen más de 3.000 personas). La presión es estable dentro de estos pero está creciendo en los contenedores de contaminantes, según un portavoz, que ha añadido que aún no se sabe si para rebajar la tensión va a ser necesario liberar radiación.

Soldados de las Fuerzas de autodefensa (el nombre del ejército japonés), pertrechados con protecciones nucleares, han sido desplegados en la central para verificar la situación. Las fuerza aéreas de EE UU también han entregado refrigerante a una central nuclear japonesa, según ha comunicado la secretaria de Estado de EE UU, Hillary Clinton, sin especificar la forma en que se ha instalado. "Una de las centrales ha recibido una gran presión tan el temblor y no tiene suficiente líquido refrigerante.
Los aviones de la USAF han podido entregarlo", ha dicho Clinton.

Declarada la emergencia nuclear

La emergencia nuclear declarada en Japón sigue el procedimiento de seguridad internacional para minimizar los daños que el terremoto haya podido causar a las instalaciones nucleares y garantizar que no se han producido fugas radiactivas, como ocurrió en la planta japonesa de Kashiwazaki-Kariwa que vertió al mar unos mil litros de agua contaminada tras el terremoto de 2007.

La alerta se explica porque ni los reactores instalados en el país, una referencia para la seguridad a nivel mundial dado que fueron diseñados para resistir a los seísmos que habitualmente sufre la zona, parecen preparados para soportar un movimiento telúrico de la intensidad del que ha sacudido la costa nororiental del país, de 8,9 en la escala Richter. "Los reactores se diseñan considerando datos históricos de los seísmos de la zona en que se van a construir", detalla Juli Barceló, exconsejero del Consejo de Seguridad Nuclear, máxima autoridad atómica de España. "En Japón las nucleares están construidas para resistir terremotos de una intensidad alrededor de 7,5", detalla. "El primer paso, ante la intensidad del terremoto, es decretar la emergencia para asegurarse de que no ha habido averías que desemboquen en fugas o explosiones".

La sacudida sísmica también ha afectado la nuclear de Onagawa, donde se ha incendiado una de las turbinas también vinculadas con el sistema de refrigeración del reactor. Más que las llamas, la alerta se centra en el mal funcionamiento de la refrigeración puesto que si la planta hubiera seguido funcionando el reactor se habría calentado en exceso hasta propiciar su explosión.

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